Hablar de este Pueblo Mágico es hablar de joyas arquitectónicas y culturales. Su encanto reside en sus calles empedradas, leyendas, bellos parajes, caminos y montañas, pero sobre todo, en los monumentos que realzan la riqueza de la cultura mixteca y que son testigos de la historia de esta localidad.
El arte y la arquitectura colonial de Teposcolula son una mezcla de conceptos y técnicas indígenas y europeas. Los mixtecos conservaron su identidad, su cultura y sus símbolos completamente autóctonos, y supieron integrarlos con la cultura de los españoles.

La palabra Teposcolula deriva del náhuatl tepoztli “cobre, colotl “torcedura” y tla “junto” o “entre”, cuyo significado es “junto a la torcedura de cobre». Su nombre en lengua materna es Yucundaá “Cerro de Subida”. Al llegar los evangelizadores a la región construyen una de las obras más relevantes del siglo XVI en la Nueva España: el templo y claustro de San Pedro y San Pablo, que poseen la capilla abierta más grande de América Latina. Se encuentra a una altitud de 2,300 mts sobre el nivel del mar y posee un clima fresco, con una temperatura promedio de 17º C.

En la gastronomía local destacan los chiles rellenos, diferentes tipos de moles, pozole y tamales. Las bebidas típicas son el agua de chilacayote y el pulque con mezcal. Las artesanías que se elaboran en este Pueblo Mágico son textiles bordados y piezas tejidas en palma.

En el programa Pueblos Mágicos desde 2015.